El vínculo psicológico entre una persona y el ambiente en el que vive se denomina “apego al lugar”. La nostalgia por la ciudad natal donde uno nació y creció es un ejemplo típico.
Para el Center for Environmental Structure de Berkeley California las personas no pueden mantener sus raíces espirituales y sus conexiones al pasado si el mundo físico en el que viven no sostiene estas raíces.
Un templo al que sólo se puede llegar pasando por una secuencia de pórticos puede ser algo especial en el corazón de un hombre. Por eso diseñamos los sitios sagrados alrededor de una serie de espacios que gradualmente intensifican y convergen en el sitio. El sitio se convierte en sí mismo en una especie de santuario interior, en el corazón.
La misma aproximación puede ser aplicada con los lugares especiales desde los cuales puede ser visto el santuario. Como un jardín desde el que pueda contemplarse su belleza especial.
En los sitios sagrados se establecen ordenanzas o actos formales y sagrados con significado espiritual que protegen absolutamente sus raíces de una forma visible en los alrededores.
Los diseñadores ambientales debemos dar a cada sitio o lugar sagrado una secuencia de lugares en los que las personas se puedan relajar, disfrutar de sí mismas y sentir la presencia del lugar. Y sobre todo proteger el sitio de manera que solo pueda accederse caminando y a través de una serie de puertas y umbrales que revelen gradualmente al sitio sagrado.
El sentimiento crucial que el portal debe crear es el sentimiento de transición. Marcando físicamente y en la mente de la persona el fin de un lugar y el inicio de otro.