Adiós Joan Didion

Amor propio, su fuente y su poder. La gente con amor propio exhibe cierta dureza, un tipo de osadía moral. Muestran lo que una vez se llamó “carácter”, una cualidad que aunque se aprueba en abstracto, a veces pierde terreno ante otras virtudes más negociables instantáneamente. El “carácter”, la voluntad de aceptar la responsabilidad por la propia vida, es la fuente de donde surge el amor propio. Sin importar cuánto lo pospongamos, eventualmente yacemos solos en esa notoria cama incómoda que preparamos para nosotros mismos. Si dormimos o no en ella depende, por supuesto, de si nos respetamos a nosotros mismos o no.

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