Para cosechar, primero sembrar.

En las sesiones de diseño de vida uso un sistema para formular las críticas y dar a la crítica una función de apoyo que promueva la evolución positiva de la vida de mis alumnas. En mi retroalimentación no hay un “pero” que valga y las animo a que armonicen su vida. Así las exhorto a que trabajen en la búsqueda de una solución. Mi sistema de crítica evita bloquerlas. Basado en esto ellas formulan los cambios para sus vidas. A mi me gusta mucho no limitarles el número de sus comentarios. En lo personal, me siento más cómodo escuchandolas y me funciona bien para descubrir áreas de oportunidad que pudieran tener un impacto positivo. Con esta técnica hago que mis clientas se muevan hacia modos de pensar más proactivos para resolver problemas. Este mecanismo me ha dado buenos resultados y ha sido invaluable para la continua búsqueda del mejoramiento de mis talleres. A mis clientas les gusta y yo siento que le agrego una sensación de cocreación al proceso.

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